Lamine, ’Luis de la Gente’ va a lo suyo
Empecemos por la buena noticia: Lamine Yamal no está lesionado. Lo han certificado los médicos de la Selección y los del Barça, solo sufre una sobrecarga. Los culés tienen una pesadilla, un miedo recurrente desde que empezó la temporada y no hay alivio posible: que Lamine Yamal se lesione, así que las imágenes del futbolista abandonando cojo el estadio de Murcia activaron todas las alarmas y abrieron, otra vez, el debate sobre el calendario infernal, la dosificación, la necesidad de una huelga de jugadores y hasta apocalípticas afirmaciones sobre el fin del fútbol tal y como lo conocemos. Y ha sido en este contexto donde Luis de la Fuente ha patinado.
El seleccionador afirmó en la previa que son los clubes los que deben dar descanso y no él, se sacó después de la manga una estadística en la que Yamal no jugaba ni la mitad de la mitad de lo que en realidad juega con España y al día siguiente con Lamine ya renqueante y en plena alarma sólo se le ocurrió recordar a un amigo suyo que ya decía, ya, que uno no sale al campo a que le den besos en lugar de defender a su futbolista que recibió un par de patadas sin ton ni son. El tan celebrado tono campechano y hasta bautizado como Luis de la Gente del técnico, se volvió de repente chirriante para algunos. Los mismos que pasaron por alto que aplaudiera con ganas a Rubiales en la vergonzosa Asamblea para después, sálvese quien pueda, hacerse el tonto y ser incapaz de explicar por qué lo hizo; otras, otros, en cambio nos acordamos bien de aquello. Hay gestos que delatan.
Lamine Yamal seguirá acudiendo a la llamada de la Selección porque quiere ir, porque lo desea —que es algo que desde cierto entorno barcelonista a veces se obvia— pero solo tiene 17 años, este ritmo es infernal por muy superdotado que sea y el amigote y el tono del seleccionador que ha aprovechado la ventana FIFA para pedir un aumento de sueldo no parecen los más adecuados para cuidarle y protegerle. Luis de la Gente, sorpresa, va a lo suyo.