La trituradora de Flick

Hacía muchos febreros que el Barça no llegaba en una posición tan ilusionante para su gente a estas alturas, cuando se juega todo. Semifinalista de Copa, en la pomada de la Liga y con una imagen poderosa en Europa que le ha elevado a la segunda posición de la nueva fase-liga de la Champions, puede declararse legítimamente candidato a todo. Ha marcado 109 goles en 35 partidos esta temporada, una media descomunal de 3,11 que no es sino el resultado de un fútbol de tiralíneas, espectacular y eléctrico. Es la seña de identidad de Flick, que ha añadido nuevos registros al fútbol de siempre del Barça. Más vertiginoso, más excitante. Casi adictivo.

Anoche, como unas cuantas otras veces esta temporada, volvió a pasar la trituradora. En media hora ganaba 0-4 en Mestalla. Es duro ver a un gigante como el Valencia así, dejado de la mano de dios por su propietario y con su gente viendo a un hijo de la casa, Ferran, hacerle un hat-trick en un periquete. Al socio ya no le quedan ni ganas de gritar. Se marchó mientras Lamine, que dejó otro par de perlas en el recuerdo (no se pierdan un pase amortiguado acompasando la llegada del reaparecido Olmo), calentaba para el quinto. Además de Ferran, Flick presumió de fondo de armario. Eric o Fermín tienen derecho a sentirse también titulares y reapareció Iñigo. Las cosas van tan bien que hasta se ha apagado el humo que desprende Szczesny. El Barça es un trituradora que va a por todo.

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