La nueva dimensión de María Pérez

María Pérez ha cambiado de dimensión. Su legado deportivo le situaba entre las mejores atletas españolas de siempre, pero este 2025 ha pasado a otra pantalla: entra en la zona de la historia del atletismo mundial. Dos medallas de oro en 20 y 35 kilómetros marcha en dos Mundiales seguidos (Budapest 2023 y Tokio 2025). Un Everest del deporte, el doble-doble que sólo hicieron Usain Bolt (2013-2015), Mo Farah (2013-2015) y Carl Lewis (1983-1987). Los nombres asustan, pero no a María, consciente de todo lo que ha trabajado.

El empoderamiento de María Pérez, a sus 29 años, ha sido deportivo y personal. La granadina de Orce siempre tuvo el papel de joven promesa, prudente en personalidad y feroz en la competición. Ganó un oro europeo en 2018, pero fue un arma de doble filo. Los jueces internacionales la señalaron por su técnica, un criterio subjetivo y arduo objeto de debate entre los entendidos de la marcha. María lo pasó mal, tuvo varias descalificaciones y vivió tiempos difíciles. Lejos de desmotivarse, se propuso un objetivo con su entrenador Jacinto Garzón: ser la marchadora perfecta. Spoiler: lo consiguió. Su técnica se convirtió en impecable y su capacidad aeróbica infinita, el resultado. La transformación también va más allá del deporte: distendida ante los medios y reivindicativa en derechos deportivos y sociales. Contundente y directa. Se expresa con la misma firmeza que cuando se calza las zapatillas, se pone el dorsal y marcha sobre el asfalto.

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