La jurisdicción del Alguacil

El término aptónimo sirve para designar al nombre de la persona que termina ejerciendo la profesión que su apellido designa. Hay algunos casos obvios como el actor Javier Cámara o el banquero Emilio Botín. Otro ejemplo práctico de aptónimo podría ser el de Imanol Alguacil, técnico de la Real Sociedad. La RAE define alguacil como funcionario subalterno de un ayuntamiento o un juzgado, aunque también recoge la definición antigua: Gobernador de una ciudad o comarca, con jurisdicción civil y criminal. Imanol respondería a ambas acepciones: la de funcionario y la de gobernador.

Cuando en 2018 lo nombraron técnico del primer equipo dijo en rueda de prensa que asumía el cargo con “naturalidad y exigencia”. En esa frase estaba ya resumida toda su filosofía como entrenador. Continuaba entonces diciendo que él era, por encima de cualquier adjetivo o etiqueta, “un hombre de club”. En esa frase estaba resumida toda su filosofía como entrenador y como txuri urdin.

Cuando la Real lo eligió para sustituir a Eusebio Sacristán, el club estaba apostando por un estilo de juego y de equipo que perdurará en el tiempo porque la identidad no se diluye de un día para otro, siempre permanece al menos a corto y medio plazo. “Como aficionado estoy la hostia de orgulloso de lo que está haciendo este equipo durante estos tres años y medio”, decía Alguacil allá por el mes de marzo. Con la clasificación para Champions asegurada, el pasado domingo arengó en el vestuario a sus jugadores, con ese orgullo bien palpable: “Más de una vez os lo digo: Honor, gloria. Y vosotros habéis elegido honor. Y honor y orgullo nos ha llevado a la gloria”.

Honor, gloria y orgullo son adjetivos demasiado grandilocuentes. En boca de algunos parecen impostados, fingidos, como efigies alzadas en medio de plazas vacías. Sin embargo, con Alguacil suenan absolutamente naturales. Cuando un equipo alcanza un periodo de logros notable se suele decir que ya no se puede entender al equipo sin ese técnico. Así que convendría aquí decir que no se puede entender ya a la Real Sociedad sin Imanol Aguacil. Yo diría, sin embargo, que no se puede entender a Imanol Aguacil sin la Real Sociedad. Y esa es la clave de todo.

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