La cantera, ¿deseo u obligación?

¡Que jueguen los chavales! El Madrid se plantea navegar hasta final de temporada tirando en defensa de los jóvenes de la cantera. No es un mal propósito, todo lo contrario. Por una parte, puede poner en valor La Fábrica, ese ente muchas veces infravalorado por los entrenadores que tantos futbolistas tiene jugando por el mundo; y, por otra, serviría para refrescar las caras en el primer equipo, donde hay cierto olor a desgana triunfalista y se necesita un punto de hambre. La imagen de los muchachos del Barça jugando tan bien la segunda mitad del último Clásico, la primera no fue tanto, dejó cierta envidia en la grada del Bernabéu.

Esa inocencia y ese fulgor de los recién ascendidos al primer equipo es muy agradecida por el madridismo, que siempre ha tratado con cariño a sus cachorros, como un orgullo de pertenencia y sentimiento. Lo de Asencio ha sido visto como una señal, si este ha salvado los muebles un día, ¿por qué no lo pueden hacer otros? El planteamiento de que es en las épocas de carestía cuando hay que abrir la puerta a los jóvenes es correcto, pero, a veces, la máxima exigencia de este club se lleva por delante alguna esperanzadora carrera. Las circunstancias obligan, el deseo existe, pero será el difícil calendario que viene y los resultados los que decidan si la apuesta por la cantera es real.

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