Kylian Vallecano, Sevilla Mbappé
El jueves por la noche se enfadó un futbolista llamado Moussa Diarra en la zona de entrevistas después de un encuentro de Europa League. “Juego en el Toulouse, acabo de disputar un partido en casa del Benfica y me están preguntando por Mbappé. Tengo otros problemas que gestionar la carrera de Mbappé”. La locura en Francia después del anuncio del fin de su etapa en el PSG sólo es comparable con la que estamos viviendo en España. Y se puede entender que esta obsesión colectiva moleste a mucha gente. Comprendo esta explosión informativa, además de participar personalmente en ella, pero también creo que hay que volver a cierta normalidad.
Mbappé va a vestir la camiseta blanca, de eso no existe ni la menor duda, pero no veremos esta imagen hasta después de la Eurocopa, es decir, en el próximo mes de julio. Será maravilloso. Por supuesto que será maravilloso. Sin embargo, hasta este momento, la vida del Madrid y de sus aficionados no debe ser la espera de la llegada de Mbappé. Hay que disfrutar de lo cotidiano, de las victorias y de los títulos. No hay que relativizar las derrotas pensando que la temporada que viene estas cosas no pasarán porque estará el delantero francés en el equipo dirigido por Carlo Ancelotti. Ahora Mbappé se llama Sevilla, se llama Valencia, se llama Leipzig, se llama Celta, se llama Osasuna… Y hoy, sobre todo, se llama Rayo Vallecano.
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