Kiptum cambia la historia

Todo comenzó en Valencia, el pasado 4 de diciembre, cuando un joven y desconocido Kelvin Kiptum, con 23 años recién cumplidos, deslumbraba en su debut en la maratón con un registro de 2h:01:53. Solo 308 días después, Kiptum se ha convertido en el monarca de la distancia, el domingo en Chicago, con un récord estratosférico de 2h:00:35, que mejora en 34 segundos la plusmarca anterior, también mareante, de Eliud Kipchoge: 2h:01:09. La progresión de Kiptum ha sido tan rápida como su velocidad en la reina de las carreras. El keniano ha ganado las tres maratones que ha disputado en su vida, con tres marcas situadas entre las seis más veloces de la historia. Las otras tres son dos de Kipchoge y una de Kenenisa Bekele, dos mitos. Aunque lo que mejor define su hazaña es que ningún atleta había bajado de 2h:01 hasta la fecha, lo que sitúa a un hombre más cerca que nunca de romper la mágica barrera de las dos horas. Para ser realistas, ya hubo un deportista que lo hizo antes. Kipchoge paró el crono en 1h:59:40 el 12 de octubre de 2019 en el Prater de Viena, pero aquel trabajado desafío no está homologado porque contó con múltiples ayudas fuera de reglamento. Lo que entonces nos sonaba a ciencia ficción, ahora está más al alcance que nunca… Y, seguramente, más pronto de lo pensado. Quizá en 2024.

La gesta de Kiptum nos lleva también a una reflexión sobre el radical giro de los deportes agonísticos. Igual que en el ciclismo existía la convicción de que el corredor maduraba en torno a los 27 años, hasta que gente como Pogacar y Evenepoel han derribado esa teoría, en el atletismo se pensaba que un maratoniano debía proceder de la pista para alcanzar su tope en la treintena, pero también aquí ha cambiado la historia. Kipchoge debutó en la maratón con 28 años y logró su mejor marca con 37. Kiptum, sin apenas experiencia atlética, solo tiene 23. Y ha dado un vuelco a la lógica.

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