El indestructible Kipchoge
AS visita el campamento del NN Running Team en Kaptagat, donde vive la estrella de la maratón bajo una disciplina austera y espartana.
Amanece a las 6:00 en Kaptagat, en el altiplano de Kenia, sobre el valle del Rift, a más de 2.500 metros de altitud. Refresca al alba, luego buen tiempo todo el año. Es el ecuador. Allí está el campamento de atletas del NN Running Team, el equipo de Eliud Kipchoge. El tótem de la maratón, doble oro olímpico, plusmarquista mundial (2h01:39), el hombre que bajó de dos horas en Viena… y el primero en cruzar la cancela del training camp. En ayunas, o tras comer un plátano. "Jambo (hola en swahili)", saluda.
"Durante más de 20 años entrenándole, jamás ha cuestionado una sesión, ni pregunta. Hace todo", cuenta a AS su mentor Patrick Sang, que ha guiado al fenómeno desde cero. Comienza Eliud un rodaje, seguido de su séquito (35 atletas viven en el campamento), y unos niños que van al colegio gritan: "¡Kipchoge, Kipchoge!". Es el ídolo de Kaptagat y de la zona de Eldoret, la bulliciosa capital en la que tiene su casa, a una hora en coche del campamento. En la zona correr es algo más. Una forma de vida. A todas horas hay gente con mallas y zapatillas técnicas. En los arcenes, en los caminos, en las calles…
Y Kipchoge, de 36 años, representa lo que sueñan. Ganador de 15 maratones, con un contrato multimillonario con su marca, hace tiempo que podría haber renunciado a la vida espartana. "Lo que le hace indestructible es su vida simple y sencilla", explica Sang. Vive reclutado en Kaptagat. De ahí no sale de lunes a sábados, salvo algún viaje eventual. Pero distracciones y estímulos externos, cero.
Corre dos veces al día (por la mañana muy temprano y sobre las 15:00), come (ugali, arroz, carne…) y duerme. Hay semanas en las que toca limpiar el baño, la sala de trofeos o el comedor. Ni él se escapa a los turnos, ni tampoco quiere. Un jueves cada tres meses, como a todos los del campamento, le toca pagar el gran lujo: la ronda de refrescos. Su único privilegio, tiene habitación individual.
"Sencillez, pero todo lo necesario"
"Es sencillo, pero tienen todo lo que necesitan para el máximo rendimiento", explica Marc Roig, el español 'infiltrado' en el NN Runing Team (Nationale-Nederlanden, en España) y en el campamento, que hace de hombre para todo de Global Sports (los representantes de Kipchoge), de fisio… Negoció por internet las pesas del gimnasio que tiene una bicicleta y una cinta discretas. Nada de tecnologías, lo práctico impera.
Las series la hacen en una pista de tierra de 380 metros anexa al campamento. Se construyó hace poco. Era un sembrado al que se le hizo un óvalo y allí da vueltas a ritmo el mejor maratoniano de la historia. "Tiene un poco de cuesta, pero es nuestra pista y nos gusta así", cuenta un chico del training camp tras la sesión 8x1600 (4:40) y 8x400 (1:05). Casi 15 kilómetros en el anillo. Esta sesión es los martes, el plan de Sang es igual de inamovible que efectivo.
El miércoles es light, 20 kilómetros por la mañana, ejercicios, y 10 por la tarde de easy run. Al acabar, es la hora del té africano. Lo prepara el prometedor Daniel Mateiko. Y Kipchoge friega su vaso y se sirve. "Esta es mi bebida favorita y la comida que más me gusta es el ugali (una especie de gachamiga keniana)", revela entre risas el sabio Eliud, que tiene antes de la sala de los fisios una cita de Paulo Coelho: "Si quieres tener éxito, respeta una regla: 'No te mientas a ti mismo".
Leer, charlar y poco móvil
Kipchoge lee mucho y pocas veces se le ve con el móvil en la mano. Eliud ama la conversación y pasa horas de charla en la cuidada hierba de Kaptagat con amigos del campamento como Brimin Kipruto (oro olímpico en Pekín 2008), Choge, Chumo... "Somos una familia, este ambiente de compañerismo es el que nos hace mejores. Eliud es nuestra gran inspiración. Ver cómo trabaja nos sirve de ejemplo", cuenta risueño Geoffrey Kamworor, segundo líder del NN Team y doble ganador en Nueva York.
El día grande en Kaptagat es el jueves. La carrera larga de 30 kilómetros. Kipchoge sale a la puerta del campamento el primero, como siempre. Pero ahora llegan atletas de todas partes, de otros campamentos, que viven en casas cercanas, en la provincia… Es un ritual. Eliud, con los brazos encogidos por el frío, los recibe. Muchos saludan tímidos y Sang da la salida, se monta en el jeep y sigue toda la carrera de sus discípulos. Primero van 50, luego 30, 10 y hasta que quedan cuatro. Kipchoge, sus colegas Kacheran y Kipchumba y un atleta vecino. Tarda 1h38, a 3:16 por km, con algunos pasos hechos a casi 3.000 de altitud y por caminos duros, con repechos, en los que los tobillos se hacen de hierro. Por eso, en asfalto a nivel del mar... arrasa.
Tras esa sesión Kipchoge sonríe, se ha quitado el gran reto de la semana. Después, el viernes hará doble sesión, el sábado el fartlek y cogerá su todoterreno Isuzu de cristales ahumados para ver a Grace, su mujer, y a Lynne, Griffin y Jordon, sus tres hijos. A veces van a ver la plantación de té. Es el momento de relax, porque el lunes toca volver al campamento. Patrick Sang y los compañeros esperan… Sencillez, disciplina de acero y talento… Es Eliud Kipchoge.