Hay que ayudar a Mbappé
No me miento a mí mismo. Y estoy preocupado. No es que haya un problema con Mbappé, sino que Mbappé tiene un problema. La realidad es incontestable para cualquier observador habitual de este deporte llamado fútbol que haya visto el partido del delantero francés en Liverpool. No se trata de una disfunción física, ya que está muy cerca de su velocidad habitual cuando arranca con espacio. En el secreto del trabajo diario en Valdebebas, el cuerpo técnico valora de forma muy positiva los esfuerzos del galo. No se trata de una incompatibilidad de carácter con los demás integrantes de la plantilla ni de actitud personal, ya que todos los jugadores y demás habituales de la ciudad Real Madrid cuentan lo “majo” que es y lo integrado que está.
Así que sólo existe una pista para explicarlo todo: el tema psicológico. Un futbolista, como cualquier ser humano, puede pasar por momentos de bajón anímico, o incluso de depresión. Muchos factores pueden intervenir y no se puede descartar que el hecho de que acaba de dejar su país para vivir en el extranjero haya influido (el exiliado que he sido lo sabe muy bien). Sin embargo, sea cual sea el origen, lo último que necesita Mbappé son los reproches y los pitos. Por todo ello, espero que hoy el público del Santiago Bernabéu le muestre a Mbappé todo su cariño, su apoyo y su confianza. Sería la mejor manera de ayudarle.