Ha vuelto el número uno
Han bastado tres o cuatro paradas para que Courtois despejase las dudas sobre quién iba a ser titular en la final de Champions. Llegaba Lunin pletórico, habiendo convencido incluso a los más críticos con actuaciones de hielo, sobreponiéndose a los errores y convirtiéndose incluso en héroe en el sitio de Mánchester. Courtois llegaba tras meses de inactividad, con una recaída de por medio y el recelo sobre lo que podía suponer acelerar demasiado la vuelta. Había quien pensaba que lo oportuno sería dejar al ucraniano terminar la temporada y asegurarse una vuelta perfecta a la competición en agosto, pero ahí surgió la ambición del mejor portero del mundo.
Las imágenes de sufrimiento que muestra el documental sobre la vuelta del número uno que ha producido Wakai evidencian la determinación del belga para volver a ocupar su trono, “incluso siendo mejor que el Thibaut de siempre”, como él mismo dice con esa naturalidad con la que habla habitualmente de sus paradones. Con treinta y dos años recién cumplidos, no hay en el panorama mundial un guardameta que se pueda acercar a su aleación de cualidades físicas, temperamento y experiencia. Ahora mismo es el portero de los porteros, un portento que se hace enorme ocupando la portería y estira brazos y piernas hasta lugares imposibles. Ha vuelto el coco de los delanteros.