Güler transmite buenas vibraciones
Las noches de Copa no sientan bien a cualquiera. En el Real Madrid lo saben porque en las frías noches de enero se ha visto apeado del torneo, como ocurrió hace tres temporadas en Alcoy. El equipo que poco más de un año después ganaría la Copa de Europa después de superar sucesivamente al PSG, Chelsea, Manchester City y Liverpool, perdió frente al Alcoyano, una muestra del carácter peculiar de una competición que ha recuperado sabor con las eliminatorias a un solo partido, en casa del equipo de menor categoría. Esta vez, la Arandina, que venía de eliminar al Cádiz en una noche de aguaceros y balsas de agua en el campo. El ADN de la Copa, en definitiva.
Venció el Madrid por las razones básicas (la diferencia de calidad entre los jugadores de los dos equipos) y por un asunto estrictamente profesional: se tomó el partido con una seriedad absoluta, sin margen a la comodidad, con el mismo compromiso que ha demostrado desde el comienzo de la temporada en la Liga. Tardó en marcar algo más de lo previsto, pero después del gol de Brahim no sintió preocupación alguna, excepto la extravagante respuesta de Arrizabalaga en el remate que significó el único gol de la Arandina. Todo indica que Lunin se impone en la carrera de porteros.
Sin lluvia, pero con frío, el partido se ajustó al guion que se sospechaba. Dominio intenso del Madrid, entusiasta resistencia de la Arandina y varios jugadores haciendo méritos delante de Ancelotti. El caudal de lesiones y los partidos de Copa ofrecen oportunidades para los habituales suplentes y los que salen del parte de bajas. Regresó Camavinga, que tiene pinta de resultar un jugador esencial en una temporada marcada por las desgracias de varios jugadores. Su versatilidad y energía serán imprescindibles en la segunda parte de la temporada, especialmente en la Liga de Campeones.
Camavinga jugó bien y arrastró al equipo hasta el área de la Arandina. Pareció completamente recuperado. La otra noticia radicaba en sus compañeros de línea. Nico Paz fue titular por primera vez en el Real Madrid y el turco Güler debutó en una competición oficial. Son dos zurdos de diferente estructura física: poderoso Nico Paz, liviano Güler, que aún no ha cumplido 19 años y viene de una lastimosa secuencia de lesiones.
El foco del partido se situó sobre Güler, del que llegaban noticias inmejorables desde Turquía. Forma parte de la mecánica de jóvenes fichajes que el Real Madrid maneja con buen ojo en los últimos años. Odegaard ofreció un gran rédito económico, Vinicius y Rodrygo están más que consolidados y lo mismo se espera del brasileño Endrick. En cuanto a Güler, su primera aparición confirmó que es un jugador de clase, con excelentes recursos técnicos y listo para esconder la derecha debajo de su zurdera. No es un zurdo recalcitrante.
Funcionó más que bien, no dio sensación de timidez y emitió un mensaje positivo: dispondrá de crecientes minutos en el equipo. Güler encajó bien en el típico partido que exigía la disposición correcta para jugarlo, sin tonterías, ni condescendencia. Fue la tónica general en el Real Madrid, donde Brahim no pierde ocasión de reivindicarse. Aprovecha cada partido como si fuera el último de su vida y esa predisposición resulta contagiosa. No pasó inadvertido en Aranda de Duero. Sufrió el penalti que precedió al primer gol, marcó el segundo y además entregó la asistencia del tercero.
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