Goles de Mbappé y Vinicius a un Rayo valiente

El Getafe descalabró al Atlético, lo que unido al aplazamiento del Barça-Osasuna recoloca al Madrid en una posición aparente en la tabla merced a su victoria sin brillo ante un Rayo demediado. A partir de ahora será difícil llevar bien la cuenta, porque es muy probable que el Barça arrastre su partido aplazado hasta el 21 de mayo, y sólo entonces se podrá pasar a limpio la clasificación. Aplazar el encuentro era más que razonable, era obligado. El doctor Carles Miñarro trabajaba directamente con la plantilla, era uno más entre ellos, y la muerte se produjo en la tarde del partido y en el hotel de concentración.

Lo de Getafe fue curioso. No faltaba mucho para el final cuando el Atlético se adelantó por un penalti que deberá ser llevado a una antología de los más extravagantes descubrimientos de los sexadores de pollo de sala VOR. El gol puso en tal estado a afición y equipo getafenses que la atmósfera cambió, dando lugar a un frenesí que volcó el campo sobre la portería de Oblak y produjo una remontada eléctrica. Uno de esos ratos que el aficionado guarda entre sus mejores recuerdos. Para más desastre, por el camino se produjo la expulsión de Correa por una entrada dañina que él mismo agravó con serios insultos al árbitro.

Con el Barça y el Atleti sin cosechar puntos, el Madrid salió con cierto brío, sobre todo Vinicius y Mbappé. Aquello era bonito, llegaron dos goles, pero pronto debió de flotar en las cabezas la inminente visita europea al Metropolitano y el equipo se dejó ir. El Rayo, pese a sus muchas bajas, dejó estampa de equipo técnico, bien armado y valiente para atacar con muchos. Marcó su gol y como el Madrid no mejoró (Mbappé, que fue muy a menos, salió sustituido y con aparente mala cara) al final incluso planeó la sombra del empate. No llegó a tanto, pero no es mucho decir que el Rayo lo hubiera merecido. Y el Madrid, también.