Fulgor en el ataque, apagón en la defensa

Con la cabeza en otros frentes y afilando las armas para las próximas jornadas, Real Madrid y Almería jugaron un partido de entretiempo, sin mayores tensiones. El Almería llegó al Bernabéu sin aparentes expectativas. Rubi diseñó una alineación con ocho jugadores distintos a los que se impusieron al Getafe durante la semana, un mensaje en toda regla. Quedó claro que el combate por la permanencia no pasaba por una proeza frente al Madrid, que también está en otra onda. Se alejó del título hace tanto tiempo que cada semana supone un ejercicio de preparación para la final de Copa en España y la semifinal contra el Manchester City en Europa.

A estos partidos les falta exigencia, carencia que suele producir momentos exquisitos de fútbol y desconexiones abismales. En cuanto a los grandes detalles, el Madrid regaló verdaderas maravillas. Su tripleta de delanteros se dio un festín de lujos, coronados con algunos goles de categoría. Vinicius volvió a asombrar con su ingenio y velocidad en la jugada del primer tanto. No se puede mezclar tanta capacidad para acelerar, driblar y decidir. Su pase a Benzema fue lo mejor de todo: encontró al capitán con un toque fuerte, casi de puntera, uno de esos toques que exigen una confianza máxima, porque la posibilidad de error crece proporcionalmente con la pequeñez de la superficie de contacto con la pelota.

Benzema empujó el balón y superó a Hugo Sánchez en la tabla de goleadores en la Liga española. Ya es el cuarto y Zarra le quedará a tiro la próxima temporada. Si se cumplen los pronósticos, Benzema acompañará a Messi y Cristiano Ronaldo en el podio de artilleros, dato que explica la tremenda trayectoria del delantero francés en el Real Madrid, acrecentada en los últimos cinco años. Se marchó Cristiano Ronaldo y resultó que el Madrid tenía en casa al jugador que necesitaba para cubrir la ausencia.

Establecer la trascendencia de Benzema con un medidor de goles no explica, ni de lejos, su peso en el equipo. El fútbol ha visto en los últimos 30 o 40 años pocos jugadores más inteligentes, creativos y sutiles que Benzema. Alrededor de su conocimiento, el Madrid ha disfrutado de cinco grandes años, con un matiz decisivo para el futuro del equipo: Vinicius y Rodrygo, que se incorporaron al equipo en edad juvenil, han dispuesto del tiempo y del magisterio necesario para esponjar en lo que son hoy, dos estrellas de talla mundial.

Esa tutela, de la que Casemiro, Modric y Kroos también fueron parte fundamental, ha disuelto cualquier temor al futuro. Rodrygo, Benzema y Vinicius suena a delantera cañón, probablemente superior a cualquier otra en el fútbol europeo. Frente al Almería dejaron varias perlas brillantísimas. El elegante derechazo de Rodrygo en el tercero retrató por enésima vez su pureza técnica. Al contrario que Vinicius, que entra en acción como un riff de Jimmy Page, Rodrygo es tan delicado y eficaz como una balada de los Beatles.

Su momento cumbre se produjo en el segundo gol, una virguería en la raya de fondo que dejó estupefacto a su marcador y al público. Ese prodigio de Rodrygo resumió en un instante la mítica enciclopedia del fútbol brasileño. Entre ovaciones, la hinchada se preparó para una goleada que no se concretó. Casi sin pretenderlo, el Almería sacó partido de la dejadez defensiva del Real Madrid, de nuevo comatoso en ese capítulo.

En Girona recibió cuatro goles y el Almería le marcó dos, con graves responsabilidades de los defensas. Por ligero que fuera el encuentro, Ancelotti empieza a preocuparse. Algo no funciona en el armazón defensivo, no sólo en la línea de zagueros. Con toda la razón, se quejó de los desajustes y la modorra. Sí, nada aprieta al Madrid en una Liga que perdió hace tiempo, pero de nuevo la defensa ensombreció la brillantez de la delantera.

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