Expectativas e ilusiones

Hacía tiempo que el Real Madrid no empezaba una temporada con perspectivas tan inciertas alrededor. La marcha de Benzema a Arabia Saudí y la no llegada, por el momento, de un delantero de primer nivel abren muchos interrogantes sobre la capacidad goleadora del equipo, que seguro seguirá teniendo buenos números finales, pero será en los partidos decisivos ante grandes rivales donde se medirá de verdad el potencial de tu delantera. La fuerza del equipo en la sala de máquinas es un seguro de rendimiento porque hay jóvenes que desbordan energía y tienen ya bastante experiencia, pero están todavía por heredar el conocimiento del juego de los maestros que se despiden este año.

Para colmo, el equipo blanco pierde para casi toda la temporada al mejor portero del mundo, una piedra filosofal que era capaz de salvar situaciones indefendibles y rescatar partidos que parecían perdidos para el Madrid. Ni Lunin ni nadie que pueda llegar tendrá el aura de salvador intimidatorio que poseía Courtois. Con todos estos condicionantes se presenta un año difícil, en el que además Ancelotti tendrá que acoplar un nuevo sistema, algo que nunca es sencillo ni inmediato, y lidiar con la sombra de duda sobre su futuro en el cargo. Hacer una gran temporada parece un reto imposible, pero esa dificultad puede ser el impulso que necesite esta plantilla para creérselo.

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