El Rayo peleó hasta donde le dieron las piernas, pero volverá
No es fácil ser del Rayo, requiere un corazón a prueba de bombas y una fe inquebrantable...
No es fácil ser del Rayo, requiere un corazón a prueba de bombas y una fe inquebrantable. Lo demostraron los 200 valientes que poblaron el Bernabéu y los de Iñigo Pérez, que no hincaron la rodilla, a pesar de encajar dos goles en cuatro minutos. No hay gloria sin sufrimiento. Y si hay que caer, qué mejor que con los vallecanos. Con un Batalla, que es pura locura y se puso a regatear a Vinicius. Con Álvaro, capitán incansable, que buscó la recompensa del gol. Esa que se llevó Pedro Díaz, con un latigazo que metió de nuevo a los franjirrojos en el partido.
La misión no era sencilla. Es más, en cien años de historia, la Franja solo ha ganado una vez en el coliseo blanco. Pero ni eso importa. Cuando llega esta fecha se invoca al espíritu del Matagigantes, al doblete de Guilherme, al milagro de Montilivi... Al ¿Y si...? Esta vez tampoco pudo ser, pero se compitió. Se peleó. Lo que dieron las piernas y la fe. No es fácil ser del Rayo, pero es maravilloso.