El Rayo enaltece el campeonato
La primera caída del Madrid en LaLiga vino a producirse en territorio humilde, Vallecas, y constituye el premio a un modelo de fútbol que todavía pervive. Fútbol bueno, con sabor, hecho por buenos jugadores que por orden e ilusión consiguen imponerse a otros todavía mejores. Fútbol bravo, con despliegue y repliegue, con inspiración y con trabajo. Un fútbol de autor, Andoni Iraola, que empieza a destacar en el bosque de entrenadores nacionales por el pulso con que está manteniendo al Rayo por encima de lo que su presupuesto permitiría suponer o exigir.
Un partidazo, con gol rápido del Rayo, réplica del Madrid con dos muy seguidos alcanzados con esa facilidad de los equipos grandes para marcar en cualquier llegada y por cualquier camino, y luego dos goles más del Rayo, trabajados a puro jugar bien, mejor que ese Madrid que ha empezado a mecerse en los laureles de un gran arranque de temporada y a olvidar que cada partido es una página en blanco. Pero no sé si hoy es justo culpar al Madrid de lo que ha pasado; más bien la justicia está en ensalzar la intensidad del Rayo, su buen juego y su fe irrenunciable.
Isi, Trejo, Camello, Fran García, Lejeune, Dimitrievski… Buenos futbolistas enlazados por la unidad de propósito que necesita todo grupo. Eso es el fútbol. Al final del partido destacó Iraola la forma en que el equipo se repuso de los dos goles del Madrid, llegados en un relámpago. No perdieron la fe, mantuvieron la convicción en su juego y subieron otra vez a la montaña. Equipos como el Rayo, partidos como el de anoche, enaltecen el campeonato y combaten la idea de que sólo es bueno el fútbol que enfrenta entre sí a los mejores de los mejores. Lo de anoche fue fútbol grande.