El que sabe se llama Carlo

Soy humano y aficionado. Desesperadamente humano y aficionado. Así que no paro de pensar (“pienso, luego existo”, según un famoso compatriota mío) y de tener una opinión sobre todo. Y más cuando se trata de fútbol y más todavía cuando se trata del Real Madrid. Es un reflejo innato que sé que comparto con cualquier persona que esté leyendo estas líneas. Por ello me pregunto por qué Ancelotti sigue poniendo a Valverde en puestos que no son el suyo. Por ello me tiro de los pelos (en mi caso de calvo asumido: pelos imaginarios) cuando veo que confía de forma cieguísima en Tchouameni (otro partido desastroso en Vallecas, la noche del pasado sábado) sea cual sea su posición en el campo. Por ello no entiendo que, de repente, Asencio haya desaparecido del equipo cuando sus primeras apariciones auguraban mañanas soleadas y tardes de alegría. Además de mandar señales positivas respecto a La Fábrica.

Tampoco comprendo otras cosas de las que hace Carletto y que, seguramente por esa arrogancia clásica del aficionado, exijo comprender. Pero estoy seguro de algo, por conocer bien al entrenador desde hace más de una década. Sé que el que sabe de verdad se llama Carlo y que, si tiene todas las respuestas a nuestras preguntas, no tiene por qué contestar siempre. Y que esta noche, si Dios y la pelota quieren, ofrecerá un nuevo trofeo al Madrid y a su gente.

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