El nuevo Ejército de Pancho Villa

España se ha reinventado en este Eurobasket y vuelve a presumir de ese Ejército de Pancho Villa, versión 2.0, que en Liubliana se ha colgado una plata, amarga en este momento pero que sabrá mucho mejor a partir de mañana. Un equipo de bajitas, que despertaba algunas dudas por tener un juego interior cogido con alfileres, pero que ha crecido varios centímetros cuando las cosas se ponían serias. El Ejército de Pancho Villa, ese que se inventó Elisa Aguilar porque no eran ni las más altas ni las más fuertes, pero sí las más competitivas, desapareció en parte con la nacionalización de Sancho Lyttle, que con ese canasta a falta de 7,5 segundos, nos dio el primer oro de este siglo, en 2013 ante una Francia que se quedó muda.

Los problemas en el juego interior habían quedado resueltos porque, sin Sancho, España seguía teniendo un as en la manga con Astou Ndour, que ha sabido ocupar, y con mucho mérito, el enorme hueco que dejó la caribeña. Pero Astou no está en Liubliana y la mala suerte, con las lesiones de María Araújo e Irati Etxarri, dejaba aún más tocado el juego en la pintura, con casi todo el peso en manos de dos jugadoras: Raquel Carrera, veinteañera en su DNI pero que se transforma en toda una veterana en la pista, y Laura Gil, fija todos estos años, importantísima en el oro de 2019, pero recién recuperada de una grave lesión. Dudas que, ellas dos solitas, con la ayuda de Paula Ginzo, han despejado en este campeonato.

Pero el mérito no es solo suyo. Como en aquel Ejército de Pancho Villa, todas y cada una son importantes. Desde Silvia Domínguez, el cerebro de un equipo que ha vuelto a disfrutar con la mejor Alba Torrens, a la intensidad defensiva de Cristina Ouviña, Queralt Casas, Maite Cazorla… los triples de Laura Quevedo y Leo Rodríguez, la versatilidad de María Conde (una pena que no haya llegado bien) y hasta Lola Pendande, sin mucho protagonismo, pero que se lleva de este Eurobasket una lección de vida. Porque si una cosa ha demostrado España es que sobrevive a generaciones, estrellas y despedidas tras la decepción de 2021. Borrón y cuenta nueva.

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