El desafío de Messi ante su quinto Mundial
La marca de cerveza argentina Quilmes ha lanzado un anuncio cultivando el optimismo en torno a la albiceleste ante el Mundial. Enlaza no sé cuántas coincidencias con el 86, desde que la final va a ser a las 12:00 hasta que ese día Júpiter estará en Piscis. Al final un muchacho dice: “Pero entonces teníamos al mejor del mundo…”. Y una chica le replica: “¡Y ahora también!”. El anuncio elimina de golpe tantos años en que la mayoría argentina consideraba a Messi un suplantador, un invento europeo con la aviesa pretensión de desplazar del trono a Maradona, y nos pone al día. Argentina ya acepta a Messi y espera este Mundial agarrada a él.
A Messi le costó entrar allí. Había demasiado amor hacia Maradona como para ni siquiera imaginarle un sucesor. A D10S le vieron crecer y dar mil batallas. A Messi se lo encontraron hecho “como el hijo que te viene con 18 años y te dicen que es tuyo; no le puedes querer como al que se crio contigo”, me dijo un colega argentino. El tema se trata con hermosa sencillez en el reciente ‘Universo Valdano’, amena y al tiempo profunda conversación entre ambos. En el Barça todo era felicidad, con Argentina se movía entre sombras y sospechas. Su emocionada alegría cuando por fin ganó la Copa América tenía mucho de liberación.
También el Barça le mira. Laporta estuvo ayer en unos campamentos de ACNUR en la frontera entre Colombia y Venezuela y notó que la legión de niños barcelonistas que se le acercaban aún sentían a Messi como parte del Barça. Nada extraño, ocurre igual aquí, entre los culés autóctonos. Para ellos un éxito de Messi sería un éxito propio porque anularía por fin la ventaja de Maradona, ganador en México 86 con el propio Valdano entre los cooperadores necesarios. Ausente Haaland, Messi atrae la máxima atención de este campeonato, quinto que juega, y ya es decir, por delante de Mbappé, Benzema o quien se quiera poner. Es el único al que sólo le vale ganarlo.