El Barça no quiere ser el Milan

Laporta no para. Ahora renace la noticia de los contactos con Iñigo Martínez, Azpilicueta y Marcos Alonso siguen en el radar, hay quien comenta sobre Bernardo Silva… Todo eso con 33 jugadores ya en la plantilla que, cuentas salariales aparte, habrá que reducir a 25, límite cuantitativo de fichas admisibles previo a los planes de control económico de Tebas, que tanto están dando que hablar. Los que tienen que salir no salen, pero Laporta tiene por seguro (y yo también) que lo harán casi todos. Otra cosa es que a sus clubes de posible destino y a ellos mismos les convenga alargar el regateo para salir lo más gananciosos posibles.

Parece un exceso, pero tiene una explicación: el Milan. He aquí un club que siempre fue grande (ya chocó con el Madrid en la semifinal de la primera Copa de Europa, en la final de la tercera...). Desde que nacieron las competiciones europeas pisó fuerte en ellas. Su palmarés continental es muy superior al de la Juve, que por el contrario le aventaja por mucho en títulos nacionales. Ese contraste es esgrimido por los milanistas como prueba definitiva de que la Juve juega en Italia con cartas marcadas por la lluvia de favores que puede repartir la FIAT, implantada en todo el país. Bueno. pues el Milan pasó, hasta hace ahora un año, siete sin pisar la Champions.

Ese ejemplo aterrorizó al Barça en sus momentos malos, los meses del “esto es lo que hay” en los que le vimos jugar con alineaciones irreconocibles hasta el punto de convertir a Luuk de Jong en el pilar del modelo y de extrañar a Braithwaite cuando coincidían las lesiones de ambos. Pensar en el Milan así daba escalofríos a los culés. Desde ese miedo profundo a sufrir algo parecido se entiende mejor este frenesí comprador de Laporta, sacando dinero de donde no lo había (comprometiendo ingresos del futuro, para ser más exactos) a fin de darle a Xavi material suficiente para que el Barça no sufra una experiencia tan traumática como el Milan.

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