Duplantis toca las estrellas
La Diamond League llega mañana a su segunda parada del año sin salir de China. De Xiamen a Shanghái. Serán un total de 15 citas durante seis meses, la última de ellas una final en Bruselas, allá por mediados de septiembre, que coronará a los triunfadores más regulares de la temporada. El verano intercalará también los Juegos Olímpicos de París 2024, el momento álgido del atletismo mundial, lo que convierte estas primeras pruebas de la Liga de Diamante en una especie de ensayo general, aunque en verdad tienen prestigio por sí mismas. Algunos de estos protagonistas reservarán su explosión para el agosto olímpico. Pero hay otros que no se guardan nada. Es el ejemplo del saltador Armand Duplantis, el mejor atleta del planeta.
La Diamond arrancó hace una semana por todo lo alto, y nunca mejor dicho, gracias al vuelo cósmico del sueco, que elevó su propio récord a 6,24 metros. Era la octava vez que Mondo batía la plusmarca. Un Bubka del Siglo XXI. El problema de que sean tan buenos, y de repetir tanto la gesta, es que a veces no sabemos valorar la dimensión de sus hazañas. La reiteración diluye los méritos. Por eso es de ley insistir sobre la grandeza de Duplantis, que empezó su asalto al récord en 2020 tras batir con 6,17 metros el registro de Renaud Lavillenie, el francés que hizo de puente entre los dos mitos. Uno de los detalles que llamó la atención en Xiamen fue que el nórdico exhibiera un rendimiento tan alto en primavera, en los albores de la temporada al aire libre, pero la realidad es que está acostumbrado a brillar durante todo el año. De sus ocho récords, tres los ha hecho en febrero, dos en marzo, el mencionado de abril, uno en julio y otro en septiembre. La razón, obvia, es que cinco de ellos fueron en la campaña indoor, pero el techo no tiene ninguna incidencia en la pértiga. Un salto de 6,24 es un salto de 6,24, tanto si te iluminan los focos artificiales como el sol. En su caso, se trata de tocar las estrellas.