Dos caminos al Euroclásico

El Real Madrid derribó una barrera el pasado domingo en Zaragoza: su primera victoria a domicilio de la temporada después de cinco tropiezos consecutivos. El muro, sin embargo, sigue erguido en la Euroliga. El próximo viernes tendrá la oportunidad de tachar también esa deuda ante un viejo conocido, su enemigo más íntimo, el Barça. El primer Clásico de baloncesto de este curso llega con los dos contendientes deambulando por una senda de irregularidad. Aunque con diferentes tendencias. El Madrid lleva un balance de 9 triunfos y 6 derrotas, con buen pie en la ACB (4-1) y más trompicado en Europa (4-4). El saldo del Barcelona es de 7-6, con dos partidos menos que su oponente porque no participó en la Supercopa, pero en su caso con un rendimiento más efectivo en el torneo continental, 5-3, que en el doméstico, 2-3.

Ninguno de los dos puede presumir de una andadura impoluta, aunque existe la sensación, que ya veremos si se confirma, de que el actual Madrid tiene mayor margen de progresión cuando las piezas de Sergio Scariolo comiencen a engranarse. Al duelo llegará tras dos victorias seguidas, una de ellas de paliza frente al vigente campeón de Europa, el Fenerbahçe. Los azulgranas vienen de perder ante el Murcia, pero más que el resbalón, lo que más ha escocido es el esguince de Tornike Shengelia, que venía liderando al grupo con grandes números. Las lesiones siguen siendo un hándicap para el Barça, que arrancó el curso con la grave recaída de Juan Núñez y los titubeos físicos de Nicolás Laprovittola. Ese es el panorama para ambos, pero, ya saben, un Clásico es un Clásico. Y nada de lo anterior cuenta. Ni siquiera esa racha de 8-0 a favor del Madrid. O que Joan Peñarroya no conozca todavía cómo sabe un triunfo sobre el rival eterno.

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