Dos actuaciones de leyenda

El pasado fin de semana echaron el candado a su temporada los dos deportistas españoles individuales más importantes del año: Carlos Alcaraz y Jon Rahm. Dos figuras internacionales en dos deportes de relevancia mundial: el tenis y el golf. Ambos han liderado sus circuitos en algún momento del curso, si bien no han terminado en el trono. Sus cierres no han brillado tanto como sus destellos de 2023. Carlitos cayó ante Novak Djokovic en semifinales de las ATP Finals y Rahmbo acabó quinto en el DP World Tour Championship de Dubái. Incluso se puede pensar que han concluido mal, especialmente el tenista, que entró en una cuesta abajo a partir del US Open en septiembre. Pero si borramos la última imagen, que tampoco ha sido catastrófica, y analizamos el resumen de sus resultados anuales, estamos ante dos actuaciones de leyenda. Alcaraz conquistó Wimbledon. Y Rahm vistió de verde en el Masters de Augusta. Repito: Wimbledon y Augusta. Dos de los eventos más emblemáticos del calendario.

Sus temporadas no quedaron ahí. El murciano sumó su récord de victorias, 67, y de títulos, 6. Y el vasco arrancó el año con una voracidad a lo Tiger, tres triunfos en cinco torneos, y lo coronó con su liderazgo en la Ryder. Decir que son dos de los deportistas más importantes de España es quedarse cortos. Son dos deportistas de dimensión global. Y eso implica que, aunque estén orgullosos de su campaña, también saben que pueden evolucionar. Alcaraz ha aceptado las críticas de su entrenador, Juan Carlos Ferrero, cuando sostiene que “hay que aprender a ser profesional todo el tiempo”. Y Rahm reconoce que 2023 ha sido su mejor año “por palmarés, pero no por juego”. Para progresar en la cima hay que ser inconformista y exigente. Estos dos campeones, desde su descanso, ya piensan en superarse en 2024. Y eso es mucho decir.

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