Disculparse por disfrutar

Me parece un debate apasionante. Porque va mucho más allá del fútbol y de sus habituales cuestionamientos. Las palabras de Vinicius después de su triplete contra el Barça en la Supercopa nos conducen a una pregunta casi existencial: ¿debe una persona disculparse por lo que es? ¿Debe un futbolista profesional disculparse por jugar de una forma muy precisa y disfrutar como si fuera todavía un niño pateando una pelota en la calle? Creo que debemos separar dos temas abordados por Vini. Lo de “la palabra de más” y lo de “el regate de más”. Es cierto que el jugador ha pecado a veces por hablar demasiado sobre el césped, por perder tiempo en inútiles peleas y por enfrentarse instintivamente a rivales por acciones clásicas que, de verdad, no merecían la pena.

Sé que, cuando volvió al Madrid, Ancelotti vio rápidamente que Vini se complicaba la vida en ciertos momentos de los partidos con su actitud un poco infantil y estuvo hablando con él en numerosas ocasiones. Para ayudarle a crecer. Mejorar este aspecto y disculparse me parece estupendo, pero pedir perdón por hacer muchos regates no es nada necesario. Incluso es contraproducente. Vini no puede amputar una parte de sí mismo. No puede censurar su juego. Porque este “regate de más” también es útil más allá del placer que le procura. Cansar psicológicamente al rival no es malo nunca.

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