Dirección y motivación

Cuando un equipo juega bien con regularidad, un par de partidos malos los puede solventar con el zafarrancho, la agresividad y el toque de corneta, pero si juega habitualmente mal, llega un día en que la corneta ya no suena porque no hay energía ni para soplarla. Carletto lleva tres meses dándole vueltas a la fórmula para cuadrar las piezas y conseguir un juego propio de la categoría de esta plantilla. No se le pide fútbol champagne, simplemente basta con un equipo ordenado, peligroso y difícil de batir. Ha hecho muchas pruebas, pero casi todas con las mismas piezas y estas no le han servido de momento para descifrar la ecuación.

La gran incógnita es quién dirige el juego del Madrid. Falta dirección en el campo y, últimamente, también desde el banquillo. Hay jugadores que ocupan los mismos espacios, descoordinación para recuperar la pelota, futbolistas fuera de sitio, desarreglos defensivos y un bajón físico general. Ante este panorama frustrante, con futbolistas que vienen de ganarlo todo, puede llegar la desmotivación y el hastío. La imagen del equipo trotando indolente tras la pelota ante un Milan venido a menos es muy significativa. Carletto tiene que agitar las piezas ya...

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