Di Stéfano, Gento, Amancio y ahora Pirri
La directiva del Madrid emitió a mediodía de ayer una nota en la que anunciaba que propondrá a la próxima Asamblea General de Socios el nombramiento de José Martínez ‘Pirri’ como nuevo Presidente de Honor, una noticia esperada y feliz. Aunque falte aún ese trámite de la aprobación por la Asamblea, lo podemos dar como seguro no sólo por la conocida docilidad de la misma para con las propuestas de Florentino, sino en este caso también porque el personaje es indiscutible. No imagino que ningún socio del Madrid encuentre impropia la presencia de Pirri en esa lista de honor que inició Di Stéfano y prolongaron Gento y Amancio.
El suyo fue el caso curioso de futbolista casi por casualidad. Nacido en Ceuta, era dotadísimo para todos los deportes y jugó en el Atlético de Ceuta, en Tercera División, pero lo dejó al trasladarse a Granada para estudiar aparejadores. Un día le encontró por la calle Millán, entrenador del Granada, que estaba en Segunda División e iba mal. Millán, que le conocía de jugar en la juvenil andaluza, le convenció para fichar por su club. Enseguida fue titular, como delantero centro, y terminó el campeonato con 12 goles en 21 partidos disputados. Ese mismo verano lo probó Kubala para el Espanyol y lo rechazó.
El padre le llevó al Madrid, que tras una prueba le cogió. Entre dudas sobre dónde cederle, gustó en los partidos de suplentísimos de pretemporada, se quedó y antes de media Liga ya era titular desplazando al veteranísimo Puskas. Era justo el primer año tras marcharse Di Stéfano, cuyo espíritu indomable él preservó. De delantero pasó pronto a medio, y los últimos años fue líbero. Siempre intachable, dio la imagen soñada de jugador del Madrid, noble, comprometido y eficaz, además de muy goleador. Bernabéu le premió con la Laureada. Nunca se le pudo poner un pero. Un grande al que este nombramiento rescata del olvido y hace justicia.