Después del evangelio según San Pep
La vida da muchas vueltas. El fútbol también. Hasta tal punto que los apóstoles del tiki-taka, de la posesión, del césped perfectamente cortado, de los miles de pases y del fútbol complicado se alegran ahora por los resultados cortos y por las operaciones sencillas. Uno más uno son dos. ¡Y basta! Que el inmenso Marc-André Ter Stegen pare los goles y el excelente Robert Lewandowski los marque, que las victorias se resuman a la mínima y más antigua forma de practicar este deporte les vale ahora. Todas las formas de jugar al balompié dentro de las reglas arbitrales me parecen legítimas, por supuesto, pero no puedo esconder ahora una pequeña sonrisa después de haber tenido que escuchar durante años y años el evangelio según San Pep predicado por él y sus herederos y fieles vestidos de azulgrana.
Por ello me alegro de que el Real Madrid de Carlo Ancelotti pueda ofrecer esta tarde en Riad lo que siempre ha sabido ofrecer. Es decir un fútbol variado, alegre, pragmático y con alternativas. Un fútbol alejado de los dogmas impuestos por otros, libre de abrir su abanico de posibilidades. Un fútbol dónde Thibaut Courtois para y Karim Benzema marca. Sí. Pero un fútbol dónde Luka Modric usa el exterior, donde Toni Kroos hace largas transversales, donde Vinicius regatea, donde Valverde entra como un tanque, donde Éder Militao defiende y se proyecta.