Deseando ver juntos a Florentino y Laporta
Por si había dudas sobre si lo de la ‘cautelar urgente’ se ha tratado o no de una decisión política, el superministro Bolaños, que no tendría por qué llevar vela en este entierro, salió ayer en defensa del esperpento aprovechando una visita a la Ciudad de la Justicia de Barcelona. Perfecta ocasión para dejar claro a quién le debe el favor el ‘ejército simbólico desarmado de Catalunya’, como bien definió en su día Vázquez Montalbán al Barça. Y al que le pique, que se rasque. Laporta ha ganado con cartas marcadas la partida y lo celebró a lo grande, con una exhibición en el palco de todo lo que no se debe hacer en un palco.
Bueno, ni en un palco ni en el peor muladar, según cuentan los testigos. Ayer se informó que Louzán está pensando en algún tipo de sanción a Laporta, pero no creo que este vaya a sentirse muy preocupado por la amenaza. Todos pudimos ver a Louzán con Mónica Marchante en el descanso del Athletic-Barça y la verdad es que estuvo muy por debajo del toro. Dijo cualquier cosa menos lo que se puede esperar de un presidente con criterio y firmeza en un caso tan visible de injerencia política. Bien mirado, tampoco es raro en un hombre en sus circunstancias. No está para ir lanzando reclamaciones hasta que se aclare lo suyo.
Ayer fue día de notas de LaLiga y el Atlético, no del Madrid, porque Florentino no tiene más apoyo para simular que la Superliga existe que Laporta, al que ha convertido en el báculo de su vejez y no va a soltarlo por un quítame allá ese Olmo. Me pregunto si se verán en el palco el domingo y qué mohínes se harán el uno al otro. Porque ya saben ustedes que tendremos Clásico en la final. El Madrid cumplió el pronóstico y ganó a un Mallorca que peleó dignamente aunque se le averiara el resultado en los últimos minutos, cuando pasó del 1-0 al 3-0 en un periquete. Habrá Madrid-Barça, pues, y con Olmo si Dios y Flick quieren.
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