Dani Olmo significa a todos

No hay punto malo, menos todavía por la privilegiada posición de España tras la goleada a Costa Rica. En un partido de poder a poder, de largo el mejor del Mundial a nivel táctico y técnico, la Selección coqueteó con un triunfo que le fue esquivo tras las entradas de Sané y Füllkrug y la continuidad de Musiala. Pero volvió a hacer muchas cosas bien, pese a ciertos desequilibrios defensivos en las rupturas y en el balón parado, dejando a las claras su potencial. A veces cuesta mirarla como favorita a todo, pero la condición de equipo que ha creado Luis Enrique y las cualidades de la mayoría de jugadores que merecen mejor trato general alientan la ilusión. Es cierto que contra Alemania Luis Enrique se topó con Flick, otro entrenador con alternativas de todo tipo. Mientras España conectó a Busquets, Gavi, Pedri y Olmo todo fue bien. Flick buscó cerrar el paso a las recepciones interiores de Pedri y Gavi con las vigilancias de Kimmich y Göretzka y el emplazamiento cerrado de los extremos, pero la movilidad del canario despejó las marcas. A partir de él, junto a Jordi Alba y Dani Olmo, España construyó con sentido y sacó de zona a la defensa alemana. Aun así, faltaba un delantero que se impusiera a Süle y Rüdiger, figura que llegó a tiempo con la entrada de un Morata que tanto bien hace a la Selección.

Pero fue Dani Olmo el jugador que ofició con mayor elegancia y criterio en España. Es otro jugador con menos nombre del que debería. Sus movimientos de fuera a dentro trajeron a Kehrer por la calle de la amargura. Juega bien de extremo y juega bien de interior. No se demoró en aparecer en el encuentro y siempre salpicó sus intervenciones de ese punto de calidad y energía tan imprescindible hoy en día. Como Musiala en Alemania, a otro nivel, cuya huella no se sabe bien hasta dónde llegará en esto del fútbol. Fue él quien más problemas ocasionó a la estructura defensiva española, donde Rodri no acabó esta vez bien parado en su nueva aventura como central. La desconexión física de Busquets y la falta de control por el empeño en buscar la contra definitiva que matara el partido tampoco ayudaron en el tramo final. Ahí Luis Enrique quizá debió apostar más por la calma que por la velocidad, pero el empate no puede afear lo que pinta tan bien. Hay equipo y hay materia prima.

Atraer al rival

Dani Olmo se interioriza y obliga a Kherer a hacerlo también. Jordi Alba aprovecha el movimiento para profundizar por la banda izquierda y servir un buen balón para definición genial de Morata. Jugada de máxima precisión.

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