Cuando los amistosos pesan

Hubo una época en la que los partidos amistosos de selecciones gozaban de un prestigio extraordinario. Eran los tiempos en los que no había demasiados torneos oficiales, y poder medirse a equipos lejanos suponía poner a prueba el nivel del fútbol patrio. No había muchas oportunidades para comparar ni tampoco para conocer. En esos duelos los espectadores descubrían jugadores nuevos y se asombraban ante las virtudes de talentos exóticos de partes del mundo recónditas. Quizá el partido que mejor refleja aquella era es el famoso Inglaterra 3-6 Hungría que congregó en Wembley a 105.000 espectadores en 1953 y que hizo que el país que inventó el fútbol cuestionara por primera vez la eficacia de su forma de jugar.

En la actualidad, los amistosos se perciben como estorbos, y de hecho su intrascendencia se ha usado para justificar la creación de un torneo, la Nations League, que los sustituye en gran medida. Sin embargo, ha ocurrido algo totalmente insospechado en pleno siglo XXI: el seleccionador alemán, Hansi Flick, ha perdido su puesto por una serie de resultados negativos en partidos amistosos. Es cierto que la eliminación en la fase de grupos del Mundial 2022 ya hizo tambalear su posición, y también lo es que, al ser Alemania anfitriona en la Euro 2024, no iba a tener más retos que esos encuentros de entrenamiento. Pero tras la debacle en Qatar se le ratificó y se dio por hecho que llegaría a la gran cita en casa. Desde entonces, y pese a empezar el año derrotando a Perú, Alemania encadenó una serie de cinco duelos seguidos sin ganar: cuatro derrotas y un empate. La última debacle, un 1-4 ante Japón en Wolfsburgo, fue definitiva.

Tuvo la noticia, pues, un sabor añejo. Proporcionó una especie de nostalgia por esos tiempos en los que no era tan importante qué había en juego: pues qué iba a haber; ganar, perder, que para eso se juega. Y otorgó un gran prestigio al fútbol japonés, que sumó de esta manera su segunda victoria ante Alemania en menos de doce meses. En el patio no contábamos los puntos: importaba lo de hoy, y mañana importaría lo de mañana.

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