Con o sin Lamine, a proteger el ‘1’

Con o sin Lamine, la Selección tiene un trabajo más desde esta ventana de octubre. Nada menos que, once años después, defender el número uno del ranking FIFA. Palabras mayores. Es fácil imaginarse cuánto cuesta subirse a ese escalón al que sólo había ascendido con la mejor generación de futbolistas de su histor ia. España está en el camino correcto, aunque De la Fuente sabe casi desde el día que aterrizó en el cargo, cuando se llevó una buena tunda por la rotación masiva en Glasgow, que un seleccionador siempre camina sobre el alambre.

Con o sin Lamine, esta convocatoria también iba a hacer ruido. Si lo llamaba, desde Barcelona le iban a disparar por abusar de un jugador que acaba de salir de una lesión en el pubis y que contra el PSG dio síntomas evidentes de no tener gasolina para los noventa minutos. Si no lo citaba, le iban a crujir desde Madrid por ceder a las presiones del Barça y achicarse ante las declaraciones de Flick.

No se trata de que De la Fuente sea equidistante. Sólo tiene que asegurarse del calzado con el que pisa para no quedarse atrapado en el fango. Su única prioridad, de aquí al próximo Mundial, debe ser meterle un código indescifrable a la puerta del vestuario y asegurarse de que todo lo que se respira es tan sano como en Der Öschberghof, aquel retiro imponente de la Selva Negra donde nació una hermandad que llevó a España a la gloria de Berlín.

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