Campazzo marca la diferencia
La Copa del Rey de Málaga, tierra ilustre de baloncesto, ya ha conformado su primera semifinal: Real Madrid-Valencia. Un cruce previsible, si bien podría haber acogido a un integrante inesperado. El torneo del KO, de las sorpresas, asomó su esencia durante el tramo final del choque del Madrid, cuando el aguerrido UCAM Murcia, que no bajó nunca la guardia pese al inicial despegue blanco, se colocó a un punto a falta de cuatro minutos: 71-70. Había partido, como se encargó de recordar la grada del Martín Carpena con un grito muy copero: “Sí, se puede”. Aunque al final, no se pudo. Enfrente estaba el mejor equipo de Europa. Y eso suele decantar la balanza.
Los de Sito Alonso nunca perdieron la cara a los de Chus Mateo, a falta de 30 segundos estaban a dos puntos (78-76), pero en los momentos calientes surgió la figura de un viejo conocido de los murcianos, Facundo Campazzo, que tomó las riendas del equipo y metió nueve de sus 16 puntos en esos cuatro minutos de incertidumbre. Ahí es donde marca la diferencia el Madrid. Tiene a los dos mejores jugadores de la Euroliga, al todavía renqueante Edy Tavares y al decisivo Campazzo, que brillan alrededor de otras estrellas que ya las quisieran la mayoría de sus rivales: Hezonja, Poirier, Llull, Deck, Chacho, Rudy, Musa… Es muy difícil tumbar a un equipo así. Pero si alguna vez se puede, es a un solo partido, en un formato como el de la Copa, como estuvo a punto de demostrar el Murcia. Por eso hay que aplaudir al UCAM, que se va con el dolor de haberlo acariciado, pero con la cabeza muy alta.
Mientras el Madrid avanza, los otros dos favoritos buscan este viernes seguir el mismo camino a las semifinales: el Barça, que se mide al Manresa, y el Unicaja, anfitrión y campeón, que juega con el siempre complicado Tenerife. Ambos parten en la pole, pero que nadie se fíe. Esto es la Copa.