Camavinga pone en apuros a Tchouameni

Verlo de forma tan continuada en los últimos dos años y su sonrisa perenne, que transmite mucha seguridad,  puede llevar al error. Camavinga no es un veterano, tiene sólo 20 añitos. Llegó a un equipo en el que la Santísima Trinidad (Casemiro-Modric-Kroos) era una leyenda vigente y tuvo que conformarse con intentar aprovechar las migajas que ellos dejaban. Ese exceso de ímpetu (en realidad, de ganas) le pasó factura. Se pasó muchas veces de frenada y eso le costó ver tarjetas que le han lastrado (e incluso marcado) en su progresión. Aún así, Camavinga ha demostrado que tiene capacidad de sobreponerse a la adversidad, a su edad, a la falta de oportunidades, a la etiqueta de jugador que no sabe contenerse en el campo e incluso al propio puesto de centrocampista para el que fue fichado.

Al ex del Rennes nunca se le habría pasado por la cabeza que tendría que ganarse la confianza de Ancelotti jugando de lateral izquierdo. Ahí ha cumplido mientras las necesidades del guion le han obligado a ejercer de Mendy. El técnico italiano ha sido justo con él y le ha dado dos titularidades seguidas ante Elche y Osasuna. En las dos ocasiones ha jugado en el puesto del 5, de pivote, y en las dos se ha salido. “Lo hace mejor cuando tiene más visión de lo que sucede en el campo, desde atrás”, ha llegado a decir Ancelotti de él. Un gran piropo. Tchouameni tiene un problema. Veremos en Anfield.

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