Badosa sube la moral
España ostenta cinco títulos de la Billie Jean King Cup, conquistados entre 1991 y 1998, entonces bajo la denominación de Copa Federación o Fed Cup. Para los más despistados, aclaremos que estamos ante la Copa Davis femenina. Y que antes de que los hombres levantaran la primera de sus seis Ensaladeras en 2000, con un emergente Juan Carlos Ferrero al frente, las mujeres ya habían completado un repóquer. Era la época gloriosa de Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez, dos talentos que se codearon con la élite en los más grandes escenarios. La primera fue número uno mundial y ganadora de cuatro Grand Slams. La segunda, campeona de Wimbledon. Ambas, plurimedallistas olímpicas. Una pareja de ensueño.
Más recientemente, las eclosiones de Garbiñe Muguruza y Paula Badosa empujaron a pensar en la reedición de aquellos éxitos, pero la realidad es que nunca coincidieron en el mismo equipo. Solo dos años después de disputar las WTA Finals, ambas están lejos de su mejor momento. Muguruza continúa en su retiro indefinido, sin tocar una raqueta. Y Badosa acaba de salir de una lesión de tres meses que ha limitado su temporada. La parte buena es que Paula ya está recuperada. Y ha llegado en plazos para reforzar a la Selección de Anabel Medina. Su participación es una inyección de moral para un equipo que cuenta con otra carta a su favor en las Finales: su condición de anfitrión en La Cartuja de Sevilla. España, que debuta este miércoles ante Canadá, no renuncia a nada, a pesar de no tener ninguna jugadora en el top-40 de la WTA. La inactividad de Badosa ha devaluado su ranking al 66º puesto, incluso por detrás de Sara Sorribes (50ª) y Rebeka Masarova (65ª), pero su sola presencia ya es un acicate para buscar el título ante un público cómplice. La Selección luchará por su sexta corona, un cuarto de siglo después de la última. Ha pasado demasiado tiempo.
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