Ancelotti despejó mentes preocupadas
Plácida noche europea en el Bernabéu, como se esperaba, y eso que de primeras el Braga se pudo adelantar con un penalti. En la portería estaba Lunin por emergencia, pues Kepa se lesionó en el calentamiento. A Lunin no le ha dado nunca mucho cuartelillo Ancelotti, pero no pareció preocuparle eso: al poco de empezar el partido hizo un recorte en el área chica, y poco después rechazó el penalti con una estirada fenomenal. Mucho más tarde, ya en las acaballas del partido, desvió con mérito un cabezazo de Abel Ruiz. En suma, dejó la sensación de que no es tan grave la ausencia de Kepa, en lo que se prolongue. Salió acreditado.
Por delante el que faltaba era Bellingham, cuyo puesto ocupó Brahim, que cubrió la izquierda en el 4-4-2 en que se ordenaba el Madrid pero desenganchándose, como hace el inglés, para llegar al área. Pronto marcó un gol, anulado por falta previa de Vinicius, y luego marcaría otro, válido. No es que hiciera todo lo que hace Bellingham, pero dejó la sensación de jugador solvente en esa doble función de medio y atacante, esta última como parte de un trío que completaban Vinicius y Rodrygo, alternando posiciones y apareciendo los tres por cualquier lado. También marcarían Vinicius y Rodrygo, que vivían bajo sospecha en su rendimiento goleador.
Ancelotti utilizó la noche, pues, para despejar mentes preocupadas, como lo eran las de los protagonistas de los dos párrafos anteriores. Y también para el debut, simbólico, del medio Nico Paz, del que se espera mucho, con lo que Ancelotti despejó un poco, sólo un poco, la acusación de que no mira a la cantera. Digo simbólico porque entró muy al final, a partido resuelto. Su aparición compensó la no presentación de Güler, concentrado una vez recuperado de sus lesiones. Se hablan muchas maravillas de él, pero no debe de estar a punto si ayer no se le hizo comparecer. En todo caso, noche feliz, clasificación lograda y el primer puesto final muy cerca.
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