El Barça y el peligro del Mundial 2025
El Barça tuvo otra noche europea de fango en Hamburgo contra el Shakhtar. Demasiadas ya como para no dar casi como caso perdido en la Champions a un equipo que volvió a emitir pésimas señales futbolísticas. En Oporto, como en Donosti el sábado, le había salvado el resultado. Esta vez, ni eso. Después de no tirar a puerta durante una hora, con especial mención a un tristísimo Lewandowski, Xavi hizo un multicambio de esos que antes sólo se veían en otros deportes. Pero João Félix (obsesionado con buscar un penalti), Lamine (el único que inquietó algo), Pedri (desesperanzadoras señales en su vuelta) y Balde (desconocido respecto al curso pasado) tampoco lo arreglaron. Eso sí, con Lewandowski, Xavi no se atrevió.
No debe olvidarse que el Barça perdió contra un equipo disminuido en el fútbol y en la vida. El Shakhtar no juega hace años en su casa de Donetsk, un duelo emocional que explica su emoción después del pitido final del bosnio Peljto. Lo hace en Lviv. Para la Champions, además, hace tres horas de autobús hasta Rzeszow (Polonia), con la consiguiente parada de unas cuantas horas en la frontera en estos tiempos de guerra. Luego vuela hasta Lubeck (Alemania); y, desde ahí, otro autobús hasta Hamburgo. El 1-0 fue una gesta de los ucranianos y otro borrón gigante para el Barça en Europa, donde a estas alturas circula por el puesto 13 del ranking UEFA, el 17 si atendemos al acumulado desde la temporada 2020-21, la que empieza a validar la clasificación para el Mundial de Clubes 2025, al que, por Europa, irán los últimos cuatro campeones de la Champions y los ocho mejores equipos por ranking. De momento, el Barça está muy fuera de una competición que es un invento y que ya veremos cómo sale, pero en la que no estar no dejaría de ser sonrojante para una entidad gigante a nivel mundial.
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