Vingegaard sentencia el Tour

Jonas Vingegaard es el amo del Tour 2022. No hay debate. La penúltima oportunidad de Tadej Pogacar de recortar tiempo al maillot amarillo, en la tercera cita con los Pirineos, se convirtió en la sentencia casi definitiva del danés, que se coronó en solitario en el imponente Hautacam para distanciar a su rival a los 3:26 minutos. Una ventaja suficiente, salvo imprevistos, para afrontar este sábado la contrarreloj de Rocamadour con cierta tranquilidad. Pogacar lo volvió a intentar, eso hay que reconocérselo, repetidas veces en Spandelles, pero ha tenido que ceder ante un poderoso sucesor que celebrará el domingo su primera grande en París… y dejará las ganas de revancha para 2023.

Pogacar prendió el fuego en el penúltimo obstáculo, en el inédito Spandelles, 10,3 kilómetros al 8,3%. El doble campeón del Tour arrancó hasta cinco veces, siempre con la oportuna respuesta de Vingegaard. Saltaba, paraba, recuperaba… y volvía a saltar. El último estirón lo dio en la cima, para iniciar un descenso que iba a tomar incluso más protagonismo que la ascensión. El maillot amarillo estuvo a punto de caerse, hizo una salvada a lo Marc Márquez que cortó la respiración. Todavía con el susto en el cuerpo, el ángel de la guarda fue menos piadoso con Pogacar, que sí probó la dureza del asfalto. No fue una caída grave, pero dejó tocado anímicamente al esloveno. Vingegaard no quiso hacer sangre y le esperó, en un gesto demasiado caballeroso. ¿Hubiera ocurrido igual al revés? El dúo firmó entonces la tregua hasta Hautacam… la última gran subida del Tour.

La escapada del día había albergado a dos compañeros del líder, a Wout van Aert y Tiesj Benoot, dos belgas a la fuga en el Día de Bélgica, con el maillot verde especialmente motivado. Para Van Aert, todos los días son fiesta. El multiusos del Jumbo, el más activo, seleccionó siempre la carrera hasta quedarse solo con el renacido Daniel Felipe Martínez en las rampas de Hautacam, y con el jefe Vingegaard, arropado por Sepp Kuss, a menos de medio minuto por detrás. Era la hora de la verdad. A cinco kilómetros se produjo el ensamblaje. Kuss cedió el testigo a Van Aert, que dio continuidad al trabajo del equipo. El maillot verde, el maillot amarillo y el maillot blanco en una imagen para enmarcar en el museo del Tour. No duró mucho.

La segunda explosión de Pogacar en esta edición no tardó en llegar. Y el éxtasis del Jumbo. Van Aert apretó el ritmo y hurgó en las inseguridades del esloveno, derrotado ya en el Granon al paso por los Alpes, cariacontecido por la caída, zarandeado por los contratiempos interminables del UAE Team... El belga encontró el punto débil. Y Pogacar hizo crack. El maillot verde y el maillot amarillo se fueron hacia arriba. Otra foto de museo para sentenciar el Tour. La imagen de Van Aert celebrando el triunfo en su Fiesta Nacional, de la mano de Vingegaard, comenzó a flotar por el ambiente. Pero en el horizonte de los Campos Elíseos se divisaba un fin superior: el Tour de Francia. Van Aert lanzó al danés, que le había prometido un gran día a su familia por la mañana, y se marchó en busca de la gloria eterna. El Tour, si no hay sobresaltos, ya es suyo. Y será difícil que los haya. Ya hemos visto que Jonas tiene un ángel de la guarda.

Con Vingegaard ya coronado, vamos a rebobinar hacia la otra cara del ciclismo, la cara del perdedor. La fuga del día había tardado en formarse, pero cuando por fin se hizo, en el Aubisque, dio cobijo a medio centenar de ciclistas, para dibujar un mapa atípico de la carrera, con el grupo principal con casi el doble de corredores que el pelotón del maillot amarillo. Allá delante se metieron tres españoles del Movistar, Enric Mas, Carlos Verona y Gorka Izagirre, en busca de la anhelada etapa para el equipo y para el país. Pero Mas tiene cruzado este Tour. En las piernas y en la cabeza. Y se descolgó pronto, con la escolta de Gorka como consuelo. Un líder planificado para luchar por el podio, no estaba ni para fajarse en la fuga. Sin ritmo en las subidas, inseguro en las bajadas, alicaído en ambos casos. Enric Mas perdió 7:23 minutos y descendió a la undécima plaza de la general, a 24:08. Ya casi da igual. Lo importante es recuperarle para el futuro. Sobre todo mentalmente.