El ‘truco lituano’ antes de dormir que revela que tu abuela tenía razón, aunque las razones exactas aún no están claras

Dormir bien es uno de los pilares fundamentales para mantener una buena salud física y mental. Sin embargo, en la actualidad, los problemas para conciliar el sueño o disfrutar de un descanso reparador son cada vez más comunes. El estrés, el uso excesivo de pantallas, los malos hábitos alimenticios y las preocupaciones cotidianas son solo algunos de los factores que pueden alterar nuestro ritmo de sueño.

El sueño no solo sirve para descansar; durante las horas de sueño profundo, el cuerpo realiza importantes procesos de reparación y regeneración celular. Además, el cerebro consolida la memoria, regula las emociones y elimina desechos metabólicos. Cuando el sueño es insuficiente o de mala calidad, pueden aparecer consecuencias como irritabilidad, dificultad para concentrarse, disminución del rendimiento y alteraciones en el sistema inmunológico.

Dormir entre siete y nueve horas por la noche suele ser lo ideal para la mayoría de los adultos. Sin embargo, no basta con la cantidad: la calidad del sueño (que este sea continuo y profundo) es igual de importante. Uno de los remedios caseros, y de los consejos más repetidos por las abuelas, aunque no se conozco evidencia científica sobre su eficacia, consiste en tomar un vaso de leche tibia antes de acostarse.

Por qué funciona

Aunque la leche contiene triptófano, un aminoácido esencial que el cuerpo utiliza para producir serotonina y melatonina, neurotransmisores relacionados con la relajación y el sueño, la cantidad que puede haber en un vaso una taza no es suficiente para que esté relacionado con quedarse dormido antes y que este descanso sea reparador.

De acuerdo con un periódico lituano que analiza este hábito, su eficacia podría estar bien relacionada precisamente con la rutina de llevar a cabo esta costumbre de forma diaria. El calor de la leche puede contribuir a relajar el cuerpo y la tensión muscular, pero también ese vaso de leche antes de dormir puede evocar sensaciones de seguridad y confort de la infancia. En definitiva, señales que ayudan al cerebro a identificar que es la hora de dormir.

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