Ni aceite ni sal, esto es lo que debes usar para freír un huevo perfecto, según los mejores chefs
Desvelamos uno de los trucos más desconocidos de los grandes cocineros para preparar el que parece el plato más sencillo del mundo.
El huevo frito es un plato transversal. Está en el desayuno inglés, en el almuerzo latinoamericano, en las cenas de media Europa y en incontables toppers asiáticos. Va sobre arroz, sobre pan, sobre patatas o por sí solo. Y parece lo más fácil del mundo: calentar una sartén, romper un huevo, freírlo unos minutos y listo.
Pero quien lo haya intentado sabe que hacer el huevo frito perfecto es una pequeña batalla que pocos ganan a la primera, e incluso los grandes cocineros utilizan trucos para conseguir que el plato les quede de lo más sabroso y cremoso.
Una de estas técnicas mejor guardadas por los chefs más importantes para cocinar este alimento tan versátil y socorrido, ya que lo mismo sirve como desayuno que como cena e incluso suele ser el plato favorito de los niños, es añadir vinagre a la receta a la hora de prepararlo.
Cómo incorporar el vinagre
Una de las formas de añadir vinagre a la hora de cocinar el huevo frito es echar directamente unas gotitas sobre la sartén mientras se está cocinando, lo que potencia el sabor del plato, especialmente si se usa vinagre de vino tinto, como es típico de Francia, donde preparan los oeufs à l’assassin o ‘huevos asesinos’, que se caracterizan por ser muy cremosos.
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Asimismo, se puede añadir también vinagre a la hora de elaborar unos huevos revueltos, ya que este líquido les aporta una textura ligera que da la puntilla (y nunca mejor dicho) a este tipo de recetas tan socorridas y populares dentro de la gastronomía española.
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