Gastronomía

La regla 3-3-2-2 que transformará tu forma de cocinar y que los profesionales ya aplican

Existe una técnica con la que puedes conseguir el bistec perfecto siguiendo una serie de pasos básicos y sencillos.

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Su trayectoria en Prisa comenzó en AS, en 2006, en la sección de Cierre. Posteriormente asumió la coordinación de la revista AS Color y la redacción de los blogs Match Point y Erratas de Campo. En 2017 pasó a formar parte de PrisaNoticias, en el control de producción de El País y AS, y volvió a AS a finales de 2022, como redactora de Tikitakas.
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Cocinar un filete puede parecer una tarea sencilla: carne, fuego, sal y listo. Pero quienes se han tomado el tiempo de perfeccionar esta técnica saben que preparar un buen filete va mucho más allá de seguir pasos básicos. En realidad, se trata de un acto casi ritual que mezcla ciencia, intuición y pasión por la cocina. Lograr el filete perfecto no solo transforma una comida corriente en una experiencia memorable, sino que también dice mucho del cocinero: su respeto por los ingredientes, su paciencia y su deseo de excelencia.

Para conseguirlo ese plato perfecto, quizá podría bastar con seguir una simple regla que muchos profesionales ya aplican en sus fogones: esta es conocida como la técnica del 3-3-2-2. Casi parece que estuviésemos indicando una alineación de fútbol, pero en realidad esto hace referencia a los tiempos.

Los pasos

Para aplicarla, debemos calentar una sartén de hierro fundido con dos cucharadas de aceite a fuego medio a unos 160 grados. Y ahí ponemos el filete a cocinar durante tres minutos, pero sin moverlo. Después, lo volteamos y lo dejamos otros tres minutos, repitiendo el proceso, es decir, sin moverlo.

Tras ello, vendrán los dos periodos de dos minutos. También sin moverlos, habrá que dejarlos dos minutos de cada lado. Finalmente, se retira la sartén del fuego y se dejan reposar durante cinco minutos, un reposo con el que se distribuyen los jugos de la carne.

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Sellar bien la carne es un paso crucial en la preparación de un filete porque permite conservar los jugos naturales del corte, evitando que se sequen durante la cocción. Al aplicar calor intenso en la superficie, se forma una costra dorada gracias a la reacción de Maillard, un proceso químico que transforma los aminoácidos y azúcares de la carne en compuestos aromáticos y sabrosos. Esta capa no solo mejora el sabor y la textura, sino que también actúa como una barrera protectora que mantiene el interior jugoso y tierno, elevando notablemente la calidad del plato final.

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