Zubimendi acredita al relevo

Una España remendada, diferente en más de la mitad del equipo que se alzó en la Eurocopa, solventó la difícil papeleta que le dejó Dinamarca. Ganar es mucho, porque no hubo una Selección brillante, pero sí interesada siempre en buscar la victoria. Desde esa actitud, se trabajó un partido que a veces pareció un estorbo en el calendario, aunque siempre lo jugó con el máximo compromiso. Fue importante ver la contribución de Raya, ya consolidado, Porro, Vivian y, cómo no, Zubimendi. El marrón que tiene el centrocampista de relevar a Rodri no le pasa factura alguna. Ya lo demostró en la final contra Inglaterra y lo extendió en Murcia, con gol incluido para firmar el triunfo. En la construcción, la presión y los retornos contó con la ayuda de Fabián, quizá demasiado cerca del realista, para dirigir a España en una segunda parte como mínimo decorosa.

Más complicado resultó todo para Lamine, enmarañado en el sistema de ayudas que Dinamarca con su 1-3-4-2-1 instaló. Siempre tuvo a dos o tres jugadores en su vigilancia. Aun así, se apañó para ser una fuente de peligro continua. Si Lamine atrae en esa banda derecha, los huecos aparecen en el otro lado. A Pedri también le costó, en parte, por la elevada posición que ocupó en el campo como un mediapunta. La orden corrió de Luis de la Fuente y el canario agradeció sus escasas apariciones cuando vio el fútbol más de cara. Las entradas de Merino y Baena, con la marcha que lleva en el Villarreal, favorecieron la mejoría de España en la segunda parte y acunaron a Dinamarca en su área. Seguramente, ese era el plan danés. Aguantar como fuera y ver el futuro desde la cabeza. Zubimendi se lo negó. España tiene alternativas de sobra.

Fabián, entre líneas

Las pocas veces que el jugador del PSG se soltó creó peligro. En esta ocasión, sirvió un buen pase en profundidad para el desmarque de Morata. Schmeichel evitó el gol.

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