Y el Barça acabó con 8 de la casa
El Barcelona cumplió con creces los objetivos que se había fijado en su visita al campo del Estrella Roja. ‘El Pequeño Maracaná' fue menos fiero de lo que pintaban, pese a los cánticos, el mosaico y el tanque que tienen aparcado en una zona próxima a sus seguidores más radicales. Inutilizado, faltaría más, su cañón apunta al campo de su máximo rival, el Partizan de Belgrado a modo de mensaje para dejar claro quién manda. Nada de eso intimidó al Barcelona de Flick, que con el triunfo ya se sitúa entre los ocho primeros clasificados de la fase Liga en este nuevo formato y que le permitiría ser uno de los cabezas de serie.
El equipo captó el mensaje de Flick después de lo que pasó en el derbi y no se relajó en ningún momento, ni siquiera cuando el marcador ya era de 1 a 5. La actitud con la que salieron en el segundo tiempo fue espectacular. Del partido, posiblemente se recordará el doblete de Lewandowski, que lo deja a solo un gol de los 100 en la Champions, las tres asistencias de Koundé desde la derecha o la cara ensangrentada de Pau Cubarsí. Pero el máximo orgullo de los barcelonistas y posiblemente lo mejor del partido, dejando de lado los tres puntos, fue acabar con un once en el que había ocho jugadores formados en la casa sobre el césped. Y otro, Pau Víctor, que jugó en el Barça Atlètic. Un dato que no es nada baladí y que demuestra la fortaleza de La Masia azulgrana.
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