Xavi se baja un poco más el listón
Otra realidad. El Barça que jugó en Mestalla anoche se emparentó mucho con la rueda de prensa de su entrenador. Peix bullit, suele decirse en Cataluña de alguien sin alma, sin sustancia. Era fácil adivinar anoche buenas intenciones haciendo zapping por las emisoras catalanas después de que Xavi pidiera que los medios afines no se bajasen del barco en la primera curva. Pero lo del Barça es difícil sostenerlo. Claro que debió ganar en Valencia. Multiplica por unas cuantas veces en presupuesto a un rival que, además, no tenía a sus mejores jugadores, Gayá y Javi Guerra. Un Valencia que, a día de hoy, está lejos de aquellos grandes días con Penev, Ilie, Mijatovic, Viola, el Piojo López... Sorprendentemente, la rueda de prensa de Xavi fue un festival de autocondescendencia que chocó con sus primeros días como entrenador, cuando habló de excelencia, del qué y el cómo. Y de algo que ya se ha olvidado. Xavi proclamó en sus primeros meses como entrenador su inquietud por la pérdida de conceptos tan básicos como el fútbol de posición. Dos años después, un 1-1 en Valencia es explicado a través de la efectividad, pero no del juego. El Barça que tenía que volver a hacer vibrar ha derivado en un equipo burocrático con el que su entrenador se conforma. Sorprendente.
La foto. El Barça puede terminar la jornada a siete puntos del Madrid y a nueve del Girona. Laporta despidió a Koeman cuando estaba a seis puntos del Real simplemente porque lo había fichado Bartomeu. También dijo que “perder en el Barça tendrá consecuencias”. Por lo visto, eso se quedó en el camino. Al Barça y a Xavi se les ve mal a estas horas. Del presidente se ha echado de menos un respaldo público a su entrenador. Y de Xavi, una leyenda del Barça, un puñetazo en la mesa para que el vestuario sepa quién manda. Después de desacreditarle el martes (“las convocatorias son cosa del entrenador”), Deco, director deportivo, aseguró que, cuando renovó, Xavi “no firmó más años porque no quiso”. En Barcelona es vox pópuli que el brasileño no cree en el entrenador. Sin embargo, Xavi ha escogido una estrategia conservadora. En lugar de ponerse en valor y recordarle a sus jefes que él es una leyenda del Barça y que nadie va a hacer las convocatorias, ha elegido el buenismo: “Tengo muy buena relación con Deco y con el presidente; nunca me ha fallado”. Eso empequeñece en un vestuario. Araújo no saltó ayer cuando un balón cayó con nieve en el área y el Valencia empató a uno. Xavi vio bien al Barça. En comparación a cuando él jugaba, el listón pasa de Sotomayor al suelo.
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