Xavi, por Dios, trata de arrancarlo
Pues no. El Barça no era un vehículo saliendo del taller ajustando bielas, cojinetes y cigüeñales, como escribí en la previa del partido de Champions ante el Shakhtar en el circuito de Hamburgo. El Barça es un coche de rallies sorteando baches al que se le ha quebrado el árbol de levas y la suspensión al mismo tiempo y que va dando botes y tirones. Hace falta estabilizarlo cuanto antes. Se me viene a la imagen aquel campeonato del mundo que se le fue a Carlos Sainz en el último tramo cronometrado, a pocos metros de la línea de meta. ‘Carlos, por Dios, trata de arrancarlo’ aún me parece recordar a Luis Moya gritar antes de estampar su casco contra la luna trasera entre la rabia y la impotencia, al ver cómo eran adelantados por sus rivales.
Por fortuna, al Barça aún le quedan muchos tramos y muchas pruebas que superar. En Champions League ya hemos vivido muy recientemente situaciones mucho más comprometidas, y qué les voy a decir de LaLiga EA Sports, agazapados a cinco puntos del Real Madrid, esperando que el equipo blanco derrape en la próxima curva. A estas alturas ya no voy a cambiar ni de sexo ni de equipo… ni de míster. Con él salimos de la depresión y ganamos la Liga casi en periodo de desguace, ajustando siempre las piezas de recambio. Veremos qué pasa este año, pero mientras tanto, Xavi, por Dios, trata de arrancarlo.
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