Volver al Camp Nou (más o menos)

En algún momento de la temporada podré jugar con una idea ligeramente divertida —y nada ofensiva, espero— a la que llevo dando vueltas todo el verano: por fin el Barça habrá vuelto al Camp Nou, pero solo más o menos. Allí estarán las grúas y un montón de asientos vacíos para demostrarlo, un poco como esas mudanzas en las que nunca encuentras tiempo para deshacer las últimas cajas hasta que un día te descubres planchando encima, o montando un picoteo para los amigos. El club prometió fechas y fiesta, inauguración por todo lo alto, y lo único que tenemos garantizada es la sospecha de que aquel libro de Stephen King que te prestaron hace años —y que ahora te reclaman— debe estar, precisamente, en la caja de abajo.

Las obras en España son como los hijos: uno sabe cuándo nacen, pero nunca cuándo se independizan. Lo mismo da si las arranca un amigo con conocimientos de albañilería, una constructora con arraigo o Lymak que, en poco más de un año, ya se ha ganado la misma fama dudosa que a otras costó una vida entera. De ser cierta aquella afirmación de que pagarían una compensación de un millón de euros por cada día de retraso, los responsables del club deberían ir pensando en la posibilidad de levantar un segundo templo, pero esta vez por el morro. En el país del “mañana sin falta” se podía esperar un desenlace parecido, de ahí el viejo consejo del piensa mal y acertarás.

Nadie dijo que fuera a ser fácil. No se trataba de ponerle una boina cara al viejo, sino de hacer un campo nuevo casi desde cero. El mejor del mundo, con toda la complejidad que una obra de semejante calado requiere. Pero tampoco se pidieron promesas, de ahí que una parte de los socios estén con la mosca detrás de la oreja ante la inminencia de la enésima previsión incumplida. ¿Qué dirían los que hoy gobiernan si fuesen otros los que nos empujasen a esta situación de estar, constantemente, chutando al palo? Tendría su gracia que la culpa terminase siendo de la prensa, por cierto. Y sé de lo que hablo, que son muchos años ya vendiendo ladrillos como columnas.

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