Vini, Güler… y Mbappé

Los tres tenores-. Jugar en el Coliseum (aunque esté reducido a una capacidad de 10.000 espectadores por las obras) es siempre una dolorosa visita al dentista. El odontólogo Bordalás sigue haciendo milagros con una plantilla con muchas limitaciones. Sabe organizar defensivamente a su tropa como nadie en esta Liga. Bordalás terminará con una estatua en el Coliseum porque lo suyo es un milagro. Por eso, para derribar el muro azulón hay que tirar de magia. La que tienen los tres tenores del actual Real Madrid. Primero, la salida de Vini revolucionó el partido y con sus desequilibrios forzó las rojas de Nyom (su patada fuera de lugar era una roja de catálogo) y Álex Sancris. El segundo tenor fue Güler. Ante defensas pétreas, el turco saca la varita y encuentra luz donde los demás sólo ven camisetas azulonas. Su pase al Rey de Reyes, Kylian Mbappé, sólo podía acabar con final feliz. Golazo del mejor jugador del mundo. Otra vez él. Allez Kylian!

San Tibu-. Igual que Mbappé es el The Best de los jugadores de campo, Courtois es con seguridad el mejor portero que pisa la Tierra. Guantes de Oro. Su parada en el último minuto, jugándose la rodilla, evitó un chasco de dimensiones siderales. Empatar contra nueve hubiese sido injustificable. El gigante de Bree evitó el drama. Y salvó el estado de optimismo de cara al Clásico del domingo. Grande.

La voz de los jugadores-. Los futbolistas de ambos equipos se detuvieron 12 segundos, como en el resto de estadios, que a mí me supieron a gloria. Callarse o agachar la cabeza de forma genuflexa nos hubiera conducido a un mundo robotizado, inerme, sin emociones. Y dócil. El partido de Miami es una adulteración flagrante de la competición y el propio Laporta confesó este domingo (su sinceridad se agradece) que los ingresos que recibirá el Barça por este bolo organizado en la Costa Este de Estados Unidos le permitirá mitigar el dinero perdido por jugar ante Valencia y Getafe en el pequeño Johan Cruyff. LaLiga debería sincerarse y asumir que este partido se hará por una simple cuestión económica, que en este caso favorecerá sólo a dos clubes. Los jugadores, incluidos los de Barça y Villarreal, piensan igual. La AFE no se va a callar. Las órdenes dadas a la realización de televisión en casi todos los campos han resultado inadmisibles. Cambiar el plano de la cámara huyendo de la realidad, algo lamentable en pleno Siglo XXI, no minimiza el efecto reactivo compartido por todos los aficionados. Al revés. Lo multiplica aún más. No hay nada peor que intentar hurtar la espontaneidad de los gestos que salen de la conciencia. Y el fútbol la tiene más allá del negocio. Por eso es el deporte rey.

Los ‘neumáticos’-. Que en Austin viéramos, mientras se jugaba en Getafe, que los Verstappen, Norris, Piastri y compañía cambiasen de neumáticos es lógico, porque va en la mística de la Fórmula 1. Pero ver cómo se escurrían los hombres de Xabi hasta cinco veces (el caso de Franco Mastantuono es para mirárselo) no es aceptable. Las botas, por muy modernas que sean, deben tener tacos que se fijen en el verde.

Feliz efeméride-. Ahora que estamos a sólo una semana del Clásico, conviene tirar de hemeroteca para insuflar ánimos en la tropa merengue. El 19 de octubre, como hoy, pero de 1941 se midieron Madrid y Barça en Chamartín. Gradas repletas pese a la hambruna de la incipiente posguerra y gran triunfo de los blancos por 4-3. Dos dobletes de Belmar y de Arbiza minimizaron los goles azulgrana de Calvete, Raich y Gracia. Buen presagio para la esperada cita del 26-O en el Bernabéu. La posibilidad de dejar a la tropa del expulsado Flick a cinco puntos es muy golosa. Por cierto, un doble corte de mangas es igual aquí, que en Alemania. Que no nos tomen por tontos...

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