Vingegaard morirá matando

El Tour vislumbra su final. Muy a lo lejos, porque hay altas montañas de por medio, pero se acerca a él. Antes del colofón, dos jornadas alpinas y una contrarreloj de las que ahora hablaremos, pasó lo que tenía que pasar. Alguno guardaron fuerzas y otros, ante su última oportunidad, lo dieron todo. Se fue a mil hasta formar la fuga y, en ella, hubo 37 ciclistas y de mucha calidad. Ganó Campenaerts, que se lo merecía, y no pudo poner la guinda a tres semanas fantásticas Oier Lazkano, que se ha ganado una mención especial. Se fue a Francia en busca de una victoria de etapa y, salvo sorpresa, se irá sin ella, pero su actuación es de sobresaliente. Luchó día tras día, mostró el increíble motor que tiene y solo le faltó rematar. Tiene mucho camino por delante para dar ese último paso.

En el otro bando, en el de los que hoy descansaron, este viernes, se volverá a abrir fuego. Seguramente, no irá a ninguna parte, pero espero que veamos cosas. Pogacar es incontenible, con ataques que hasta cuesta comprender, y Vingegaard, aunque lo tenga difícil o imposible, morirá matando. El del Visma es un campeón. Ya ha escalado dos veces hasta el primer cajón y, todo lo que no sea eso, no le importa. Ser segundo o tercero no implica nada en su palmarés. Espero que vaya al ataque, como igualmente espero que Evenepoel trate de aprovecharlo y seguir metiendo cabeza. Como Carlos Rodríguez, que no tiene tan lejos el cuarto puesto. El Tour se acerca a su final, pero aún nos queda mucho por ver.

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