Vallecas, campo pequeño de valores gigantes
Asoma el Barça y el foco se coloca sobre Vallecas. Toca escudriñar el césped, la hora, las dimensiones del campo... Un estadio pequeño con el metro en una mano y enorme, con los intangibles en la otra. No importa que sea un día laborable, a las 22:00, que las entradas cuesten más de lo habitual... La afición estará. De eso no hay duda. Lleva haciéndolo años. Nada le quita la ilusión a un barrio que sueña con que siga la racha de su Rayo ante los azulgrana. Les tiene tomada la medida y eso son palabras mayores. Es otro de los milagros de San Andoni Iraola. Habrá oraciones para que siga.
La mayoría pondrá la tele y se fijará en los Ter Stegen, Raphinha, Lewandowski... ídolos de talla mundial. Extraterrestres. Mientras que Vallecas celebrará tener unos de carne y hueso. Que Trejo haga un tercer tiempo con Guille y otros hinchas en un bar cerca del estadio, que Isi sea el nexo de unión para que Chema y Celia rompan el hielo y terminen siendo novios, que Comesaña enganche al pequeño Manuel desde Galicia, que Catena y Óscar Valentín también visiten el museo de Rafael por su 85 cumpleaños... Que la plantilla pida a Lola su tortilla y sus magdalenas. Eso hace grande Vallecas. El equipo bebe del barrio, de su esencia y sus valores. Esos que hoy miércoles, a la luz de los focos, muchos redescubrirán. Y mirarán con ternura esos balcones repletos de gente viendo el partido, que evocan al fútbol de antes. Al de verdad. A ese más grande de lo que dictan los metros...
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