Una Real de Champions
Lo que han visto en el Red Bull Arena es una Real Sociedad de Champions. Así, como leen. Suena bien, ¿verdad? Pero es que es lo que ha demostrado el equipo de Imanol Alguacil contra el Salzburgo es una versión superlativa, de equipo que está instalado por derecho propio entre la élite del fútbol europeo. La primera parte que hizo la Real es de las mejores que hemos visto en los últimos años, por su capacidad para generar fútbol, para llegar con peligro a la portería rival y especialmente para jugar sin balón, por su generosa y asfixiante presión tan perdida. Fue una delicia ver jugar a la Real contra el Salzburgo. Seas o no seguidor txuri-urdin, si te gusta el fútbol, deberías haber disfrutado de los primeros 45 minutos de los donostiarras.
Será una victoria que tardaremos en olvidar, porque hacia 20 años que la Real no ganaba un partido en la fase de grupos de la Champions. Pero no solo por el hecho en sí, lo que quedará será la manera de ganar, porque las formas son muchas veces más importantes que los hechos. Era una maravilla ver cómo los jugadores disfrutaron poniendo sobre el césped el plan de juego de Imanol. Decían que el Salzburgo era de lo mejor de Europa jugando en campo contrario, con una presión asfixiante. Pero fue la Real la que hizo ese trabajo y la que anuló por completo a los austríacos. Fue la más firme demostración de que esta Real ha madurado y crecido tanto que es capaz de hacer un partido tan completo en una plaza tan exigente como el Red Bull Arena.
Esta Real no va en broma en la Champions, ha quedado totalmente confirmado. Salzburgo quedará para siempre como la plaza en la que se confirmó en Europa como un equipo a tener en cuenta, al que ya no se mira con paternalismo, sino con temor. Hace diez años se habló de disfrutar en Champions y así nos fueron las cosas. Disfrutamos mucho, no ganamos nada. Pero este año la Real va a este torneazo a competir, y el resultado ya lo han visto en Salzburgo y contra el Inter. Y cuando compites como lo ha hecho la Real en la ciudad de Mozartse disfruta de verdad. Porque ver jugar así a la Real es como flotar en el aire. En la casa de Red Bull, la Real cogió alas y voló a lo alto. Este proyecto va muy en serio. No sé hasta dónde llegará, pero lo que quedó claro en Austria es que van a tener que pegar muchos tiros para pararle. Imanol ha conseguido confirmar un equipo tan bien trabajado que se siente capaz de cualquier cosa.