Una imagen vale más que mil palabras
Cuando Kuss se erigió por encima del resto en la fuga de Javalambre, que merece ser recordada con nombre propio, se abrieron las puertas hacia lo imposible, porque sabíamos de sus condiciones. No era un gregario más. Y no ha sido tratado como tal. Ni por su equipo ni por la afición, que le adora. Y viceversa. “Cada etapa me siento más español”, revelaba el estadounidense tras cruzar la meta en Guadarrama, con sus brazos por encima de los hombros de Vingegaard y Roglic. Se reunieron tras el Angliru, pero hay imágenes que valen más que mil palabras. Hablaran lo que hablaran, ayer quedó todo dicho.
Un podio entero en una grande. ¡Las tres grades! ¿Un antes y un después hacia un dominio incontestable? Que no cunda el pánico. Sólo faltaba Pogacar, pero confío en él. Y en el curso natural del ciclismo. Es imprevisible, pese a lo visto estas tres semanas, que dejan más conclusiones. Entre ellas, Evenepoel. Este sábado, Poels pudo con él, pero afirmó que termina La Vuelta con “buenas sanciones”. Puede hacerlo. Sale más fuerte mentalmente. Desde que abandonó la general, se ha mostrado más cercano con la afición, que le necesita. Debe ser otro de los opositores.